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Las notas en un texto: la numeración, la llamada, la colocación y su composición

29 Jueves Ago 2013

Posted by Eva in Escritura, Gramática

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Autor, Capítulos, Editor, Márgenes, Notas, Páginas, Texto, Traductor, Versos

Aclaraciones del texto que se añaden aparte y que pueden ir colocadas al margen, a pie de página, al final del capítulo, parte, sección, libro, obra, etc. Se componen de tipo más pequeño que el del texto, pero de la misma familia. índice

 

Toda nota debe responder a una llamada colocada en el lugar adecuado del texto sobre el cual se desea aclarar algo; a la llamada corresponde la notación, o sea la repetición de ese mismo signo al pie de la página o donde la nota se halle situada.

 

Nota bene. Locución latina que significa <<adviértase bien>>, y que suele abreviarse en N.B. Se usa como nota puesto a continuación del texto, y se compone en versalitas o cursiva cuando va con toda la letra. El texto de la nota bene se compone de tipo menor que el del texto, al menos dos puntos y se coloca entre líneas de blanco, una arriba y otra abajo.

 

NUMERACIÓN DE LAS NOTAS

 

Si se numeran con cifras (siempre arábigas), puede hacerse de varias formas: por páginas, por capítulos o por libros. La primera forma se adopta cuando la colocación de las notas se hace a pie de página; la segunda, o sea correlativamente a lo largo de un capítulo, cuando van a pie de página o al final de capítulo, y en el tercer caso, cuando van a pie de página o a final de la obra. Así pues, las notas van a pie de página pueden numerarse de estas dos formas: comenzando la numeración en cada página o haciéndola correlativa a lo largo de un capítulo, parte, sección o libro. La mejor forma, en todos los casos, es la de la numeración correlativa, pues, sea cual fuera la forma de colocarlas, nunca ofrecerán los problemas de cambiar la numeración de las notas al compaginar, pues los números que se colocan al componerlas casi nunca coinciden con los que una vez compaginadas les corresponden con la colocación a pie de página; numerándolas correlativamente se salva desde el principio este grave inconveniente, que siempre obliga a rehacer líneas.

 

LLAMADA DE NOTA       

 

La llamada de nota o reclamo, es la señal que en el texto indica la existencia de la nota. Suelen componerse de diversas formas, según los casos:

1) Por medio de números voladitos: a) sueltos ; b) entre paréntesis voladitos y c) entre paréntesis normales

2)Por medio de asteriscos: a) sueltos y b) entre paréntesis normales

3) Por medio de números normales entre paréntesis

4) Por medio de letras minúsculas: a) voladitas ; b) voladitas entre paréntesis voladitos ; c) voladitas entre paréntesis normales y d) normales entre paréntesis normales.

 

5) Por medio de letras versales, siempre entre paréntesis

 

Con números voladitos. La llamada con número voladito (sin paréntesis)

es la más usada hoy día por las facilidades que proporciona en todo sentido; se emplea mucho en obras técnicas (matemática, física, química, filosofía, etc.). Estas obras suelen abundar en notas aclaratorias o bibliográficas; la colocación de llamadas con números voladitos pasa casi inadvertida en una mirada general de la página, lo que contribuye a restarle pesadez al texto, y, sin embargo, son fácilmente advertidas por el lector. iu_22

 

Su colocación debe hacerse de la siguiente forma: el número indicador de nota debe situarse fuera de todo signo de puntuación, anteponiéndole espacio fino si va detrás de letra o signo más alto que la mitad de la letra (corchetes, admiración, interrogación, dos puntos, punto y coma, etc.) y sin espacios en los signos bajos (punto, coma, puntos suspensivos, etc.); en cuanto al paréntesis, la llamada debe ir antes de abrirlo si pertenece a la oración anterior a aquél; dentro de él si se refiere a alguna palabra, frase u oración situadas dentro de ese signo, y fuera del paréntesis de cierre si la nota hace referencia a todo lo incluido dentro del signo, sin pertenecer en especial a una palabra u oración incluidas en él.

 

Las llamadas con números voladitos entre paréntesis no son muy usadas, y ello porque ofrecen muchos inconvenientes y ninguna ventaja con respecto a las anteriores. De todas maneras, deben atenerse en todo a las normas dadas para los números voladitos sin paréntesis, incluso por lo que respecta a los signos de puntuación, pues al no pertenecer al cuerpo del texto pueden perfectamente colocarse fuera de los signos; sin embargo, si el número es voladito y los paréntesis son normales, se atendrán a las normas generales para el uso de paréntesis.

 

Con asteriscos. Este método es ya poco usado, salvo en casos excepcionales, por ejemplo en otras técnicas con abundancia de cifras y fórmulas; aunque en estas obras se emplea por lo general la llamada con números voladitos, se usa el asterisco para hacer una llamada excepcional precisamente en una fórmula o cifra en que señalarla por aquel medio pudiera inducir a error. Además, adolece este método de otro defecto, cual es el de no poder repetir muchas veces la misma llamada, pues un número grande de asteriscos resulta poco estético y muy engorroso en una página.

 

Se pueden colocar entre paréntesis o sin él. Al componer las notas a pie de página es aconsejable componerlas en columna, como si fueran números para sumar pues así se guarda un orden, aunque varíe la sangría; el método contrario resulta poco estético.

 

Con números entre paréntesis. Se hace la llamada con números del cuerpo entre paréntesis cuando, por existir pocas notas y no tratarse de obras técnicas con muchas cifras y fórmulas, no ha lugar a confusión; generalmente se emplean más en obras literarias. Para la colocación de los signos de puntuación se tienen en cuenta las normas generales para uso de paréntesis. La llamada de nota debe acompañar siempre a la palabra o frase a que se refiere y, por tanto, en ningún caso pueden pasar solas a la línea siguiente, o, lo que es lo mismo, ninguna línea puede empezar con llamada de nota.

 

Con letras de caja baja. Prácticamente son poco necesarias, salvo para las notas de un cuadro o caso similar, en que también se usan los asteriscos

 

Con letras versales. Ésta es la forma menos empleada de hacer llamadas de nota. Se ponen siempre entre paréntesis, y en este sentido siguen las mismas normas que las llamadas con números arábigos entre paréntesis.

 

 

COLOCACIÓN DE LAS NOTAS

 

1. Generalmente las notas se colocan a pie de página, que es, en principio, su lugar propio, pero esto, por razones técnicas, no siempre es posible. Cuando las notas son muchas o muy largas, es aconsejable colocarlas al final del capítulo, sección, parte o incluso del libro. Esto facilita grandemente la compaginación. Si se colocan a final de sección, parte o capítulo, se separan por capítulos. Pero véase lo que dice Alfred Sauvy, en Los mitos de nuestro tiempo (Editorial Labor, Barcelona, 1969): <<Las notas a pie de página, de fácil lectura, se ponen ahora a final del libro o del artículo, lo cual es más cómodo para el redactor y el impresor, pero no para el lector>>. colocacion

 

2. Cuando una nota, por su extensión, no cabe en una página, debe pasarse el resto a la siguiente, teniendo en cuenta que si en ésta hay notas, el resto de la anterior se coloca en primer lugar, nunca detrás de aquéllas.

 

3. Las notas se separan del texto bien por un filete, bien por una línea de blanco del cuerpo del texto; este segundo método es el más usado hoy, dado que la diferencia de cuerpo entre el texto y el de la nota es suficiente para hacer la distinción. Sin embargo, aunque las notas no lleven filete en una obra, lo llevarán siempre los restos de nota que pasen a la página siguiente de aquella en que empiecen.

 

4. Si se emplea filete de separación, éste debe tener de tres a cinco cíceros de largo, aunque sea la sangría y se coloca a la izquierda de la plana. (No se emplea ya el filete a toda la medida, por razones de fácil comprensión, si su misión es la de señalar la separación entre el texto general y el de la nota, esto se consigue con la sola diferencia en el cuerpo de los tipos, razón ésta por la que muchos prefieren solo la línea de blanco en vez de filete).

 

5. Las notas se colocan por lo general una debajo de otra sin separación alguna entre ellas. Sin embargo, en caso de necesidad, aunque no son muy corrientes, puede recurrirse a los siguientes métodos:

 

  1. Poner dos o más notas citas seguidas, siempre que respondan exactamente al mismo concepto.

 

  1. En casos de notas cortas pueden ponerse seguidas en la misma línea.

 

  1. Finalmente, aunque es poco usado, también se pueden colocar todas las notas, sean cortas o largas, una a continuación de la otra. Sin embargo, su desuso indica por sí cuán poco adecuados son estos tres sistemas en la colocación de notas.

 

COMPOSICIÓN DE LAS NOTAS

 

  1. La práctica aconseja componerlas aparte del texto cuando aparecen en gran cantidad, y sacarlas en prueba en galeradas aparte. Pueden leerse en primer lugar, cuidando después, al leer las pruebas del texto de comprobar que los números de llamada y el texto se corresponden con la notación, o bien al final, comprobando su correcta colocación al leer, las compaginadas. Lo más aconsejable, sin embargo, es leer las notas a medida que las llamadas aparecen en el texto de la prueba de galeradas; de esta forma no queda ninguna duda alguna acerca de si la llamada corresponde a la nota, y viceversa. Cuando en el texto aparece la llamada, el corrector debe ovalarla con color llamativo, para que sirva de guía al compaginador.

 

  1. Cuando las notas son pocas lo mejor es componerlas junto con el texto, en el lugar en que esté la llamada y el corrector deberá llamar la atención sobre ella poniendo al margen: <<Nota>>, para que el compaginador la coloque en su lugar.

 

  1. En general, los nombres y títulos citados en las notas, si son bibliográficas, se componen como se indica en Cita, 2.

 

Los nombres de publicaciones (obras, revistas, etc.) se escriben en su idioma original (en el idioma en que fueron escritas); pero el resto de detalles, así como el lugar de impresión, se traducen al castellano. Por lo que respecta a las obras, si han sido traducidas al español puédese, o bien usar el título de la traducción castellana o bien consignar el título original y poner una contracita en el que se diga el título de la traducción, lugar de la impresión, editorial y año. Esta contracita puede colocarse a la manera tradicional o a continuación de la nota, poniéndola entonces entre corchetes.

 

También se debe traducir al español los títulos de las obras que en el original proceden de traducción, esto es, que en el libro del cual se toman no están escritas en el idioma en que fue escrita la obra, sino su traducción. Por ejemplo, si se traduce un libro del francés en el que se menciona (en francés) el título de una obra que originalmente fue escrita en ruso y que no ha sido traducida ni al francés ni al español. Esto quiere decir que la obra ha sido consultada en su obra original. Se describe pues, el título en español, seguido de la expresión de la lengua de origen (entre paréntesis). Esto, naturalmente, ha de venir señalado en la obra original, pues de lo contrario es casi imposible saber si una obra ha sido o no traducida al idioma que se traduce.

 

Las citas suelen llevar muchas abreviaturas referentes a tomos, libros, capítulos, partes, números, páginas, etc., estas abreviaturas deben unificarse para cada caso. No obstante ser un caso excepcional, es conveniente no dejar abreviaturas ni a principio ni a final de línea, ni números a principio de éstas; cuando la cuestión se presente, el linotipista debe emplear la palabra completa. Puédese, en caso de muchas citas, usar solo números arábigos para expresar todas las partes de una obra.

 

Sin embargo, esto es solo una licencia para casos excepcionales, pues lo correcto es poner cada parte con la clase de numeración que le corresponda: volúmenes, tomos, libros y capítulos, con numeración romana; partes y ediciones, con números ordinales (1ª parte); páginas, con números cardinales.

 

  1. A veces por diversas causas, es necesario añadir una nota al texto cuando ya está compuesto y resulta antieconómico recorrer la numeración de las notas. Entonces se obvia la dificultad con índices o subíndices alfabéticos añadidos a la nota anterior.

 

 

NOTAS DEL AUTOR

 

En las traducciones se respetará en lo posible la numeración de las notas del

autor. Aunque en principio nada impide que el traductor interpole sus notas personales, recorriendo la numeración, es preferible que éste distinga sus propias notas con llamada distinta de la empleada para las del autor.     FOTO-Met-Puccini

 

Las notas del autor, a diferencia de las del traductor y del editor, no llevan al final anotación de procedencia. La abreviación de N. del A. que algunos suelen ponerse es innecesaria, salvo en ediciones anotadas o críticas. Sin embargo, cuando una obra consiste en la recopilación de escritos de otro u otros autores, las notas que el recopilador añada a los textos habrán de llevar una indicación, que generalmente consiste en poner sus iniciales al final de la nota, entre paréntesis y de redondo.

 

NOTAS DEL EDITOR

 

Suelen ponerse muy pocas notas del editor y generalmente sirven para aclarar un concepto o para hacer una advertencia con relación a un término o a una materia. Se colocan junto con las restantes, si las hubiese, o a pie de página en caso contrario. Llevarán siempre la indicación de nota del editor en forma abreviada, entre paréntesis y de redondo.

 

NOTAS DEL TRADUCTOR

 

Las notas del traductor, cuando son pocas y circunstanciales, no se suelen distinguir de las del autor salvo en la indicación, colocada al final de la nota, en que se haga constar que es nota del traductor, entre paréntesis y de redondo.

 

Sin embargo, existen obras en las que las notas del traductor igualan o superan a las del autor; en casos así es preferible usar dos clases de llamadas de nota, una para el autor y otra para el traductor; las del autor se pondrán, por ejemplo, con números voladitos, mientras que las del traductor pueden ponerse con asteriscos o con letras voladitas. Es conveniente también, caso de que unas u otras sumen gran cantidad, colocar unas a pie de página y otras al final del capítulo.

 

Cuando las notas del traductor vayan seguidas a pie de página solo la última lleva la indicación de notas del traductor, esta vez a lo largo, si bien entre paréntesis. Sin embargo, si entre ellas hubiere interpoladas notas del autor o viceversa la indicación se hará imprescindible en cada una de ellas, aunque coincidiera que dos o más de autor o traductor fueran juntas, pues al no llevar las del autor indicación alguna podría fácilmente producirse confusión.

 

NOTAS EN CUADROS Y ESTADOS

 

Se colocan las que correspondan a los cuadros, debajo mismo de éstos. Las llamadas se señalan con asteriscos o con letras voladitas, para distinguirlas de las demás notas de la obra, que pueden ir a pie de página. Cuando las notas del cuadro coincidan con las de pie de página sin una cantidad de blanco suficiente para diferenciarlas, se alargan los filetes del cuadro de forma que incluyan sus propias notas y así queda resulta la dificultad.

 

En obras extranjeras las notas de los cuadros cuando aquéllas son abundantes se indican con signos convencionales. En español suelen sustituirse por letras o asteriscos.

 

NOTAS EN PLANAS CORTAS

 

Algunos tratadistas indican que en las páginas de birlí las notas deben ponerse a continuación del texto, salvo que haya firma, fecha u otra indicación, en cuyo caso irán al pie. Parece que la norma está falta de base, aunque solo fuera por la razón de la unificación. Efectivamente, si todas las notas van al pie, ¿por qué no las de las páginas de birlí? El hecho de que vaya fecha, firma, etc., no sería, por otra parte, una razón muy convincente para hacer una excepción de la regla, si ésta fuera razonable. Por otro lado, las notas son a pie de página, tanto si el texto llega al final de aquélla como si no. La colocación de estas notas, pues, tanto si hay firma o fecha como si no las hay, es a pie de página.

 

NOTAS ENTRE TEXTO

 

A veces se coloca una nota entre párrafos, sin que obedezca a llamada alguna, e incluso se pone la palabra Nota, en versalitas. En estos casos es absolutamente correcta la posición de esta nota allí donde caiga, lo mismo que si se tratara de advertencia, aclaración, etc. que hacen el mismo oficio.

 

En otros casos, por necesidades de compaginación se incluye una nota dentro del párrafo, debido a que no resultaría estético en este caso particular (por existir grabados, cuadros, etc.) sacar la nota al pie de la página. Puédese, entonces, incluir la nota en el texto, dentro del mismo párrafo, sin llamada e incluso sin la palabra nota pero se compone entre corchetes e irá seguida, antes de cerrar éstos, de la indicación (N. del T.) o (N. del E.). Estas notas empiezan con versal y acaban con punto aunque el texto general no lo requiera. Precisamente, detrás del segundo corchete (el de cierre) se colocará la puntuación correspondiente a la oración que precede a la apertura de corchete.

 

NOTAS EN PLANAS A DOS O MÁS COLUMNAS

 

Pueden ponerse por columnas (esto es, al pie de cada columna loas que correspondan a cada una de ellas), con numeración propia para cada columna; lo mejor, sin embargo, es numerarlas correlativamente y distribuirlas el pie de la página tomando como medida de composición el ancho de la plana. En el primer caso, si una columna lleva una nota larga que no cabe entera a su pie, se divide en dos partes y se pasan a la segunda columna las líneas necesarias para, con las notas de ésta, formar dos partes iguales.

 

NOTAS LARGAS

 

Cuando una nota no cabe entera al pie de la página, si ésta es par y se dispone de espacio suficiente se divide en dos partes iguales y la segunda mitad se pasa a la siguiente; si en ésta también va nota y hay espacio suficiente, se suman las líneas de las dos y se reparten por igual entre las dos páginas (se trata, pues, de igualar las líneas de texto y las de las notas); estas soluciones son muy artísticas pero poco prácticas, por lo que se simplifica poniendo en cada página la parte de nota que quepa y pasando el resto a la siguiente, sea par o impar.

 

El espacio ocupado por el resto de una nota no debe sobrepasar en mucho los tres cuartos de una página. Algunos admiten una nota o resto de ella dejando solo dos líneas de texto, o una con tal que en ella vaya la llamada. Parece que lo correcto es dejar más texto de la obra, pues en principio la página no es para ser ocupada por las notas, sino por aquél. Lo correcto parece ser alrededor de los tres cuartos de página para notas largas o sobrante de nota, y el resto, de texto.

 

Si la nota fuese demasiado larga, se divide entre varias páginas, procurando que ninguna de éstas deje de llevar al menos un cuarto de ella de texto. Cuando en las notas que se parten para pasar a la página siguiente haya un verso, se procura que no quede al final ni al principio de texto de nota; si quedan en la página anterior, al menos habrá de llevar dos líneas más de texto de la nota y si pasan a la siguiente, otras dos líneas antes del verso. Un verso puede partirse en nota dividida si pasa de una cuarteta (cuatro versos), en cuyo caso se pueden dejar dos líneas en una página y el resto pasarlo a la siguiente.

 

PÁGINAS CON MUCHAS NOTAS

 

Hay obras especiales que llevan infinidad de notas y citas bibliográficas. En estos casos el compaginador se las ve y se las desea para que en la página entren todas las notas que responden a las llamadas situadas en aquéllas. Como lo normal es que en estos casos se numeren las notas correlativamente a lo largo del capítulo o del libro, se podrá si ello viene impuesto, pasar alguna nota a la página siguiente, aunque la llamada quede en la anterior; no obstante, debe usarse de esta excepción con parquedad. Cuando se recurra a esta solución, detrás de la notación se pondrá: (De la página precedente.) o (De la p. 128), si la nota se desplaza varias páginas, de cursiva y entre paréntesis, aunque, si se aprecia que no ha lugar a confusión, puede omitirse.

 

Si las notas se numeran por páginas, el recurso es el mismo, pero entonces se hace notar: 3. (De la página anterior) o (De la p. 128) y a continuación del texto de la nota, seguido después de la nota primera de la propia página.

 

 

 

 

NOTAS LARGAS A FINAL DE CAPÍTULO

 

A veces se da el caso de que en una página de final de capítulo llena de texto hay una nota que no cabe entera. La solución consiste en poner la parte que quepa y pasar el resto a la página siguiente, pero poniéndolo a la cabeza de la página, como si fuera texto normal, respetándose el folio y la cabecera si en las demás la lleva. Esta parte de nota que se traslada ha de tener como mínimo cinco líneas de texto.

 

NOTAS MARGINALES

 

También llamadas ladillos, son notas que se colocan al margen en obras históricas o didácticas. Se componen en tipo pequeño y se colocan a la altura del párrafo a que correspondan, salvo si el párrafo comienza a final de página; entonces se coloca de forma que la última línea del ladillo corresponda con la última línea de texto, aunque la cabeza de aquél comience antes que el párrafo. índice

 

En las páginas pares el ladillo se coloca en el margen izquierdo, mientras que en los impares se coloca en el margen derecho.

 

VERSOS QUE SON NOTA

 

Cuando un verso comience o forme por sí el texto de una nota, la llamada se pone al principio de la primera línea, a la misma altura que las demás (esto es, alineada con ellas), con la sangría normal, y el verso se centra prescindiendo para ello de la notación.

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El folio: tipos, clases, historia

01 Jueves Ago 2013

Posted by Eva in Cultura, Gramática, Lingüística

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Etiquetas

Capítulo, Composición, Folio, Lector, Obra, Páginas, Portadas, Texto, Volúmenes

Casado de cuatro páginas. // Hoja de un libro. // Titulillo o encabezamiento de una página. // Número que lleva cada una de las páginas de un libro, periódico, revista, etc.

Folio apaisado. El del libro de casado apaisado. ist2_2356290_blank_sheet_of_paper_on_corkboard

Folio atlántico. Tamaño de papel cuando éste no se dobla, sino que cada hoja forma un pliego; con este tamaño de papel se imprimen los grandes atlas geográficos.

Folio recto. Nombre que recibía antiguamente la página impar cuando sólo ésta llevaba folio; la par, que llevaba este mismo folio, se llamaba folio verso o vuelto.

Folio vuelto. También llamado folio verso, es la página impar, o sea el revés o segunda página de la hoja de un libro cuando sólo está numerada en la página impar.

CLASES DE FOLIOS

Los folios pueden ser de dos clases: numéricos y explicativos.

1) Folios numéricos. Son los que sólo indican el número de la página. Se suelen componer dos puntos menor que el cuerpo del texto. Sin embargo, en algunas obras se pueden hacer excepciones, como en las compuestas a dos columnas en folio o en cuarto, en las que se pueden componer de un cuerpo algo mayor que el del texto.

El folio numérico puede ir a la cabeza indice-multitaladro-numerico-folio-separador-1-12-16-anillaso al pie, y lo mismo al centro de la línea que a un costado; si se colocan de esta última forma deben alinearse con el lado de esta última forma deben alinearse con el lado exterior de la página, sea par o impar; si va centrado debe colocarse exactamente al centro de la línea.

2) Folios explicativos. Son los que además del número correspondiente, llevan una leyenda o titulillo.

También puede ponerse en cada una de las líneas del folio explicativo el nombre del autor (abreviado si resulta largo), el título de la obra e incluso el número del tomo.

Si el capítulo termina en página par, llevará el título entero en el caso de que el capítulo siguiente deba comenzar en página impar; si el título fuera muy largo, puede ponerse un etc., donde cuadre o puntos suspensivos indicadores de que el título no está completo.

Cuando los capítulos van seguidos y la obra lleva folio explicativo, se procede de la siguiente manera:

a) Si el arranque del nuevo capítulo cae en página par, con resto corto de texto del capítulo anterior, se pondrá en la cabeza el título del nuevo capítulo.

b) Si el arranque del capítulo cae en página impar con resto corto del capítulo anterior, se pone en la par el título del capítulo anterior, y en la impar el título del nuevo capítulo.

c) Si el resto de título ocupa más de media página debe llevar el título del capítulo anterior en ambos casos.

SEPARACIÓN ENTRE FOLIO Y TEXTO

Si el folio no lleva filete fino de separación, se le pone como mínimo una línea de blanco equivalente a una línea de texto; si lleva filete, dos puntos entre éste y el folio, y una línea de blanco entre filete y texto.

Modernamente el blanco entre folio y texto suele ser algo arbitrario y así se ven obras con incluso cuatro líneas de blanco entre folio y texto. Esto, naturalmente, puede hacerse, o es admisible siempre que el folio sea explicativo, pues si sólo fuera numérico los inconvenientes son notorios: un número solitario perdido en una inmensidad de espacio: un margen de cabeza enormemente grande comparado con el de pie, que por regla general siempre debe ser mayor que el de cabeza, etc. Por todo ello, de este tipo de innovaciones debe procederse con sentido común y artístico, decidiendo tras un concienzudo examen cuándo es factible y cuándo no aplicarse a ellas o en que ocasiones resulta mejor seguir las normas tradicionales de la tipografía.

No haría falta añadir que este tipo de innovaciones son aplicables a obras de lujo o muy bien presentadas, e inapropiadas para obras de batalla o normales.

SUPRESIÓN DEL FOLIO

No llevan folio:

1) En todos los casos (tanto si el folio va al pie o a la cabeza):

a) Las páginas de cortesía

b) Las páginas en blanco

c) Las portadillas y portadas (tanto en anverso como en reverso)

d) Las páginas ocupadas enteramente por un grabado sin pie; si va el pie lleva folio si aquél se coloca abajo, pero no si va a la cabeza y el grabado comienza en la línea de folio o más arriba; si el grabado va a la altura de caja la colocación del folio es facultativa, pues sobre todo en el caso de folios explicativos distraerían la atención del lector, que debe dirigirse primordialmente a lo que represente la figura; sin embargo, si la compaginación es moderna, y entre texto y folio hay dos líneas o más de blanco, el folio debe ir, siempre que el grabado vaya a altura de caja y no la rebase.

e) Las páginas con grabados colocados precisamente en el lugar correspondiente al folio

2) Folio a la cabeza. No llevan folio las páginas de arranque de capítulos, partes, secciones, índices, apéndices, fes de erratas, etc. fedeerratas, comiencen en página par o impar.

3) Folio al pie. No suelen llevar folio:

a) Las páginas de birlí, salvo si llevan nota de pie de página.

b) Las páginas ocupadas enteramente por cuadros o tablas.

En obras extranjeras se observa que cuando el folio va a la cabeza, en los comienzos de  capítulo lo colocan al pie como para evitar que en ninguna página quede sin folio; en España no se usa este sistema, sino el tradicional de dejar la página sin folio, que parece lo más correcto.

También se ve en obras extranjeras que a veces, cuando un grabado a sangre ocupa el lugar del folio, éste viene colocado dentro del grabado; el método no parece aceptable, por cuanto el folio no es algo imprescindible mientras subsistan otros próximos que sirvan de orientación sólo con volver la hoja o con mirar la página anterior.

FOLIOS PROLOGALES

Se da este nombre a los folios de los prólogos, que acostumbran usarse distintos de los del cuerpo de la obra. Efectivamente, los prólogos se numeran con cifras romanas, en versalitas del mismo prolgo.j`gcuerpo empleados para el texto, o bien de que se emplee para el fondo explicativo, si lo hay.

Aunque muchas editoriales hacen caso omiso sistemáticamente de esta costumbre no es, ni mucho menos ninguna innovación; en efecto, muchos libros antiguos ya los llevaban, en la mayor parte de los casos esta fórmula es obligada, por cuanto muchos prologuistas leen la obra ya compaginada y foliada, por lo cual resulta forzoso utilizar otro tipo de foliación para numerar las páginas del prólogo.

Existe también otra costumbre, cual es la de dejar las páginas del prólogo sin numeración alguna, pero el hecho de que muy pocos editores o autores utilicen este método corrobora el criterio de que tal proceder no es acertado. Fácilmente se echa de ver que si un autor quiere mencionar una página de un prólogo sin foliación difícil le debe de resaltar.

Los anglosajones tienen la costumbre de usar, en lugar de versalitas, letras de caja baja (i, ii, iii, iv, etc.) costumbre que no tenemos por qué imitar.

FOLIOS EN OBRAS POR VOLÚMENES

En este tipo de obras (diccionarios, enciclopedias, etc.) pueden usarse dos clases de folios: los que corresponden a la obra general, que se ponen entre corchetes, y los del tomo, que se ponen normales.

Lo corriente es poner el folio del tomo a la izquierda en la página par, después el nombre del autor, y a continuación el folio entre corchetes; en la página impar, primero el folio entre corchetes, después el título de la obra y tras éste el folio normal. De esta forma, como se ve, las dos clases de folio quedan enfrentadas.

En diccionarios y vocabularios imagesse facilita la labor del lector poniendo las cuatro primeras letras de la palabra con que comienza la página par y las cuatro letras de la palabra con la que cierra la impar, o bien las cuatro primeras letras de los artículos con que comienza y termina cada página.

FOLIOS EN REVISTAS ESPECIALIZADAS

En esta clase de publicaciones se siguen, por lo general, dos clases de foliación: una, general, correspondiente al tomo, y otra, particular, propia del número en sí. La primera suele ponerse al pie,  y la última, a la cabeza, pero también se puede aplicar en estos casos el método seguido en obras por volúmenes.

EL FOLIO Y LA ALTURA DE LA PÁGINA

Cuando el folio es solamente numérico no se tiene en cuenta para determinar la altura de la página, ésto es, forma parte, prácticamente del margen, tanto de cabeza como de pie; si, por el contrario, además del número lleva el título de la obra, nombre del autor o título del capítulo forma parte de la altura de la página.

NOTA HISTÓRICA

En lo antiguo, los manuscritos se numeraban solo en la página impar, que recibía el nombre de folio recto; esta numeración valía asimismo para la par, que se llamaba folio verso o vuelto.

Los primeros libros impresos no llevaban folio. La primera vez que se usaron los folios explicativos fue en la obra Quodllibeta, de santo Tomás impresa por Arnaldo Teodoro Hoernen en Colonia (Alemania) en 1471. quo.j`pg

 

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La página : sus partes y su composición

28 Domingo Jul 2013

Posted by Eva in Escritura, Gramática

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Cíceros, Composición gramatical, Gramática, Líneas, Márgenes, Medidas, Páginas

Cada una de las dos caras de que consta la hoja. Puede ser par o impar. Abierto un libro, la página par queda a la izquierda, y la impar a la derecha. Considerada una hoja de papel, la página impar neruda_confieso_interiores03corresponde al anverso, y la par al reverso o dorso.

Página blanca. Página que no lleva texto; generalmente lo son las pares cuando los capítulos van colocados en página impar y el texto acaba en la impar anterior. La última página de un libro (par) va casi siempre en blanco; si no es así, en las buenas encuadernaciones se añade una hoja por el encuadernador, con el fin de que quede en blanco. En general son páginas blancas:

a) las de cortesía

b) el dorso de la portadilla o contraportada, si no lleva texto adecuado

c) el dorso de la dedicatoria, cuando ésta se coloca en página impar

d) el dorso del lema o tema que encabeza la obra

e) la página final del prólogo, si el texto termina en página impar

f) la página final de un capítulo, si termina en página impar y aquéllos comienzan en impar

g) el dorso de las ilustraciones fuera de texto, si sólo va una por hoja

h) la última página de un libro

Página corta. Página de birlí

Página de birlí. También llamada página corta, en la que, comenzando el texto normalmente en cabeza, no llena la totalidad de la plana, bien porque 1sea la página final de un capítulo, bien porque no quepa un subtítulo o epígrafe. En este último caso es inadmisible alargar el texto con interlíneas o cartulinas; lo correcto es dejar el blanco abajo, con un mínimo de dos líneas blancas del cuerpo del texto; párrafo o recorrer de la anterior.

Aunque generalmente se admite una página de birlí con un mínimo de cinco líneas del texto (nunca menos), varía según el tamaño de la página.

Debe procurarse que la última página no sea llena, sino que quede al menos un cuarto o un quinto de página en blanco. Es preferible que termine en impar para que quede en blanco la última página.

Página de cortesía. Cada una de las dos o cuatro páginas que se dejan en blanco antes de la portadilla, en algunas obras.

Página de derechos. También llamada página de propiedad, es la que ocupa el reverso o dorso de la portada, y en ella figuran los derechos de la obra, número de ediciones, pie de imprenta, licencias, etc.

Página larga. Página que tiene más líneas de las que entran en la medida.

Página llena. La ocupada totalmente por texto, sin líneas de blanco al pie.

Página modelo. Página que un compaginador suele presentar, ya compuesta con todos sus elementos (folios, blancos, títulos, etc.) a fin de que sea examinada.

PARTES DE LA PÁGINA

La página consta de cabeza y pie, así como de costados. Cabeza. Parte superior de la página. Pie. Parte inferior de la página. Costados. Toda página tiene dos costados: exterior o de corte; interior o de lomo, también llamado medianil.

COMPOSICIÓN DE UNA PÁGINA MODERNA

En lo antiguo existía una concepción de la tipografía que tendía a componer una página amazacotada, con poco o ningún blanco, más bien buscando el efecto de un rectángulo netamente delimitado por sus cuatro lados. La tipografía actual tiene acerca de esto un sentido nuevo y distinto: las páginas de los libros adoptan otra disposición, siempre dentro de normas tipográficas; se busca ante todo la claridad, y para ello se han suprimido casi totalmente muchos <<ingredientes>> de una página tipográfica.

Los requisitos principales de una  página moderna son:

1) Amplitud de blancos entre títulos y texto, grabados, figuras, cuadros, tablas, etc.

2) Supresión de filetes, ampurias.jphviñetas, cabecera, plecas, finales, etc. siempre que resulten superfluos.

3) Empleo de márgenes amplios

4) Tipos modernos

5) Texto interlineado como mínimo a un punto

6) Sangrado de partes correspondientes: apartados, transcripciones, etc.

7) Texto poco amazacotado, siempre que ello sea posible.

8) Poco uso de versales si no están justificadas

9) Siempre que la obra se preste (y también los sistemas de impresión), uso de grabados a medio margen y a margen perdido.

DETERMINACIÓN DE LAS MEDIDAS DEL TEXTO DE UNA PÁGINA

Las medidas de una página no deben obedecer a criterios caprichosos; sin embargo, salvo la proporción áurea (no aplicable, por motivos prácticos, a toda clase de obras), la ternaria o la normalizada, no existe un método estandarizado para determinar estas medidas. Se pueden, no obstante, dar unas orientaciones.

1) Ancho del texto. En obras corrientes y en las de superficies muy aprovechadas, el ancho del texto debe corresponder, respectivamente, a 70 y 80 u 85% más o menos de la medida de ancho de la página

2) Alto del texto. Conocido el ancho que queremos dar a una página (según el sencillo método del apartado anterior), la determinación de la altura del texto se puede realizar de varias maneras, a saber:

a) Se toma la hoja tal como ha de figurar en el libro: octavilla, cuartilla, folio u otro tamaño que se haya de emplear; se trazan dos diagonales y con el tipómetro se hace coincidir la medida del ancho con las diagonales hasta que las toque; supongamos que el papel mide 31,5 x 43, y elegimos 24 cíceros para el ancho; se señalan perfectamente los 24 cíceros horizontalmente, y se repite la operación por el pie de la página; la longitud entre estas dos rectas es la altura del texto de la página.

b) La altura de una plana equivale aproximadamente a 4/5 de la altura total de la hoja de papel. Por ejemplo, si la longitud de papel es de 43 cíceros; tendremos: 43 x 4 = 172 : 5  = 34; así pues, la altura de la plana de texto será de 34 cíceros.

c) Otra forma consiste en hallar la diagonal del cuadrado que se puede formar con la medida del ancho del texto. Por ejemplo, si el ancho es de 24 cíceros, tracemos un cuadrado de 24 cíceros de lado; si medimos su diagonal veremos que nos da 33,5 (34) cíceros, que serán los correspondientes a la altura de la plana. También se pueden determinar las dimensiones de la página mediante una proporción.

Se tendrá en cuenta que la altura de la página comprende toda la plana, incluso el blanco del folio (pero no el folio mismo) cuando éste va arriba sin título o abajo; sin embargo, cuando la plana lleva folio explicativo la altura de la página comprende también el folio con su blanco.

DETERMINACIÓN DE LOS MÁRGENES

Las medidas de los márgenes no pueden ser determinadas sin haberlo hecho antes con las del ancho y alto de la plana de texto. Hecho esto, para determinar los márgenes de cabeza y pie se resta la altura de molde de la altura de la página de papel; el resultado será la cantidad de blanco de que disponemos para los márgenes de cabeza y pie. Dado que el margen de pie suele ser siempre bastante más grande (casi el doble), que el de la cabeza.

CÁLCULO DE LAS PÁGINAS QUE HARÁ UN ORIGINAL

Se toma una página del original mecanografiado y se cuentan sus líneas, así como las letras y espacios de una línea; se multiplica el número de líneas por el de pulsaciones, y el producto por el número total de páginas de que consta el original. Esto nos dará el número total de pulsaciones del original.

A continuación se multiplica el número de líneas que entran en una página ya compuesta por el de pulsaciones de una línea; esto nos dará el número de pulsaciones que entran por página; se procede a dividir el número de pulsaciones del original mecanografiado por el de pulsaciones de la página compuesta; el cociente será el número de páginas que hará el original cuando esté compuesto.

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La compaginación y la preparación del libro

25 Lunes Feb 2013

Posted by Eva in Biblioteca, Cultura, Escritura, Literatura

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Cajista, Compaginación, Corrector editorial, Libro, Linotipista, Páginas

La compaginación es una tarea muy importante en la preparación de un libro. Consiste en componer las páginas de la obra tomando el material de las galeradas, añadiéndoles los restantes detalles, como líneas de blanco, folios, ajuste de grabados, confección de cuadros que aquélla lleve, etc. 367081

Una compaginación correcta ayuda mucho a que la obra salga impecable, por cuanto a la lectura de segundas pruebas no es necesario señalar cambios de material en las páginas, lo que generalmente es causa de errores que después se reflejan de una forma u otra en el libro impreso.

1. CLASES DE COMPAGINACIÓN

Hay dos clases principales de compaginación: sencilla y compleja.

1) Compaginación sencilla. Es la que consiste en montar planas de texto seguido, sin interrupciones de cuadros, tablas, ajuste y colocación de grabados, etc.

2) Compaginación compleja. Este tipo de compaginación se refiere a las obras en que es necesario llevar a cabo trabajos de remendería justamente con los propios de compaginación; estos trabajos suelen ser complicados y difíciles, y se requieren cajistas muy experimentados en su oficio. Las obras de matemáticas, por ejemplo, no pueden ponerse en manos de matematicas_5320cualquier cajista, pues se requieren conocimientos especiales en la composición de fórmulas (muchas de ellas no pueden hacerse en la linotipia, o no en su totalidad), reparto de blancos, etc.

 

2. NORMAS DE COMPAGINACIÓN

Sin pretender ser exhaustivo, he aquí algunas recomendaciones que ayudarán a realizar una compaginación correcta desde el punto de vista tipográfico.

1) Debe evitarse poner a principio de página una cita en verso, así como el último verso de una estrofa o la parte de un verso cortada por el diálogo.

2) Una línea final de párrafo puede ir a principio de página, pero sólo si la línea es completa; no obstante, se procurará, sobre todo en obras de lujo o de precio, que la línea doble, esto es, que al menos haya dos líneas de final de párrafo a principio de plana. Autores hay que propugnan que las líneas de final de párrafo a principio de plana sean tres, sobre todo si la segunda (en el caso de dejar sólo dos) es muy corta. Esto supone complicar gratuitamente las cosas. En libros de texto sin grabados ni cuadros o tablas de labor se dificultaría al máximo; con una línea llena en casos apurados y con dos en todos los casos, la estética queda a salvo y es totalmente aceptable. No se refiere esta norma a los casos en que la línea corta de principio de página va sangrada, pues en este caso es admisible. (Lo cual, por otra parte, no deja de ser chocante, ya que el objeto de la norma es lograr un encuadre geométrico de la plana).

3) En cuanto a la línea final de página, existe la norma de no dejarla cuando sea principio de párrafo, esto es, línea sangrada; no obstante, sin impugnar tal regla (que es correcta referida a obras de lujo o muy escrupulosas), debe admitirse, en obras normales, una línea sangrada a final de página; sobre todo, teniendo en cuenta que en ciertas obras el querer resolver todos estos casos de estética lleva al compaginador a arreglos difíciles y complicados que a veces no son viables; efectivamente, al corrector se le exige entonces doblar un párrafo lleno para hacer una línea más, o cortar un párrafo por lugar apropiado, pero esto no es posible en muchas obras, sobre todo científicas, filosóficas, etc.

4) Los subtítulos o ladillos dentro de un capítulo deben ir precedidos de dos líneas de blanco del cuerpo del texto y seguidos de una. Cuando subtítulo o ladillo se hallen a final de página no podrán tener detrás de sí menos de dos líneas de texto (es preferible poner tres como mínimo, pero no siempre es posible); si no caben, en ningún caso se dejará una sola línea, sino que se pasará todo a la página siguiente, dejando el espacio correspondiente en blanco.

5) La página final finde un capítulo no podrá tener, en manera alguna, menos de cinco líneas, y lo deseable es que tenga más. Esto es válido incluso en el caso de que los capítulos vayan seguidos.

6) En páginas con cuadros, tablas o grabados, el mínimo de líneas admisibles es de tres, o dos si son llenas, pero incluso en estos casos (y a ello tiende la moderna tipografía) es preferible que no vaya ninguna.

7) Planas a dos columnas. En esta clase especial de compaginación se producirá, si es posible que no coincidan a la misma altura dos subtítulos o grande_2ladillos; cuando un subtítulo deba encabezar columna, se pondrá a la misma altura que el resto del texto, nunca más abajo.

8) Grabados. Antes de colocarlos debe el cajista ajustador cercionarse de que alcanzan la misma altura que la letra; si no es así, debe efectuar el arreglo correspondiente, bien lijando la base de madera (si es de este material), bien calzando aquélla con cartulina o papel para que alcance la altura deseada. Esto facilitará que el grabado <<manche>>, lo cual es imprescindible para que el corrector pueda apreciar si está bien colocado y si coincide con su pie.

9) Es incorrecto rellenar una página con cartulinas o con regletas entre líneas o párrafos cuando aquélla resulta corta. Cuando el caso se presente (lo cual acostumbra suceder para evitar que la página siguiente comience con línea corta) se pone al pie de la página una línea vuelta (<<cabeza de muerto>>), a fin de que el corrector la advierte y le dé solución alargando un párrafo, creando un blanco facultativo para revolver una situación apurada o de cualquier otra forma. En este caso concreto puede adoptarse también otra medida, cual es la de dejar la línea corta fuera de página (mejor arriba, sobre el folio si la página lo lleva a la cabeza, o debajo del folio si lo lleva al pie, o bien a un costado); esto lo hará el cajista a la vista de la plana, de modo que si ésta lleva líneas cortas susceptibles de ser suprimidas por el corrector dejará la línea sobrante en la página, y si no es éste el caso, pasará dos a la siguiente, poniendo entonces la línea vuelva o cualquier otra señal para que el corrector la advierta.

10) Intercalación. Al intercalar las líneas de corrección, el compaginador deberá comprobar, superponiéndolas, que no yerra en este menester. Esto es de suma importancia, toda vez que un error de esta índole supone arrojar una línea buena para poner en su lugar otra que no corresponde a aquel sitio; las consecuencias pueden resultar catastróficas si el compaginador no advierte que, por ejemplo, el linotipista no ha rehecho cierta línea de corrección, o que la línea no ha fundido.

11) Asteriscos. Cuando el autor usa asteriscos para separar las partes de un capítulo, si éstos quedan a final de página, la siguiente comenzará con dos líneas de blanco. Si los asteriscos se sustituyen anotados_valery_varietepor líneas de blanco (dos o las que fueren), se comienza la página siguiente con dos líneas de blanco, tanto si en la anterior van ya las líneas de blanco correspondientes como si el texto llega justamente al final de la página. Sin embargo, si sólo quedase una línea de blanco a final de página, se alarga el texto a fin de que no quede ninguna línea de texto donde sea posible para que al menos queden dos líneas. Si los asteriscos o el blanco quedan a final de página con texto detrás, deben tener al menos dos líneas de texto, y mejor tres; si no es posible, se pasa la línea de texto a la siguiente, dejando en la anterior los astericos o las líneas de blanco. Esta misma norma se tendrá en cuenta si los asteriscos o el blanco correspondiente van a principio de página con resto de texto.

12) Recorridos. Se tendrá especial cuidado al manejar las líneas o trozos de texto al ganar o recorrer. Si se trata de ganar, las líneas que pasen a la página anterior se pondrán al final de la página, y si de recorrer, las de la anterior se colocarán a la cabeza de la siguiente. Un error en estas operaciones puede dar lugar a serios contratiempos, sobre todo cuando, por cualquier circunstancia, los recorridos no se comprueban debidamente.

13) Capítulos. El blanco que precede al capítulo, sea cual fuere la colocación de éste, ha de ser idéntico en todos los casos, y no es correcto cambiarlos en una misma obra. La cabeza de un capítulo, título y subtítulo incluidos, puede tener un blanco equivalente a 3/8 de la altura total de la plana. Ésta es la norma más aceptada, aunque en obras especiales, por razón de tipo o de tamaño de la página, se hagan excepciones a fin de dar a la página armonía y vistosidad, siempre de acuerdo con las normas tipográficas. Existen otros casos en que las cabeceras de los capítulos son caprichosas, en cuyo caso es preferible adoptar una forma para toda la obra, para que al menos haya el criterio de la unificación. La separación entre capítulos, cuando éstos vayan seguidos, no deberá ser en ningún caso inferior a dos líneas del cuerpo del texto (mejor tres) ni superior a cinco. La medida adoptada no debe modificarse. Al final de página, un capítulo (cuando van seguidos) no debería tener menos de tres líneas de texto; sólo dos son inadmisibles, aunque valgan en una separación de partes, como vimos anteriormente.

(Fuente. Diccionario de tipografía y del libro. José Martínez de Sousa).

 

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La signatura y sus tipos

24 Jueves Ene 2013

Posted by Eva in Archivo, Biblioteca

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Biblioteca, Editores, Libros, Numérica, Páginas, Signatura, Tipográfica, Topográfica

También llamada guía, es la señal que se coloca en la primera página de cada pliego y que sirve de guía al encudernador para doblar y alzar. Se coloca abajo y a la izquierda, por debajo del folio si lo hay, o, de todas maneras, separado del texto al menos por dos líneas  de blanco. // Pliego, sea cual fuere el número de sus páginas. // Mota (Se usa en México). // Cran. (Se usa en México). // Señal, especialmente la de números y letras, que se pone a un libro o a un documento para indicar su colocación dentro de una biblioteca o archivo.

 

Signatura bibliográfica. Signatura topográfica. images

Signatura de encaje. La que se coloca en un pliego de encaje.

Signatura de la obra. La que se coloca en un pliego de la obra que no sea de prólogo ni de encaje.

Signatura de prólogo. La que se coloca en el pliego en que va el prólogo.

Signatura explicativa. La numérica que lleva datos.

Signatura literal. Antiguamente (y aún hoy en países anglosajones principalmente) se usaban letras versales en función de signatura; así, la A correspondía al primer pliego; la B, al segundo, etc.; podían ir seguidas de los mismos textos que en el caso de la signatura numérica, o solas; actualmente se usa en países anglosajones la letra seguida de la sigla del título; por ejemplo, A-TF, B-TF (Tratado de Física), etc.

Signatura numérica. Puede consistir en una simple cifra (1, 2, 3, etc.) indicativa del número de orden del pliego, en la cifra seguida del título de la obra (1. Tomo I); en la cifra seguida del título de la obra, comúnmente abreviado (1. Física); en la cifra seguida del título y el tomo (1.Química, III); en la cifra seguida del nombre del autor y el de la obra (1. QUEVEDO. Poesías). Estas signaturas con datos se llaman explicativas. tej

Signatura tipográfica. La que se coloca al pie de los pliegos, en oposición a la signatura topográfica. Las signaturas tipográficas, tanto numéricas como literales, deben colocarse en la plana correspondiente en el momento de imponer los pliegos en la rama, y el corrector debe revisarlas al comprobar los pliegos de prensa.

Signatura topográfica. Señal que se pone en los libros con números o letras, llamada también signatura bibliográfica o cota. Tiene por objeto localizar los libros en los estantes.

COMPOSICIÓN DE LAS SIGNATURAS

Suelen componerse del cuerpo 6, pero lo que debe perseguirse es, sobre todo, que pase inadvertida para el lector, puesto que para él carece de objeto. A este respecto, algunos editores y talleres tipográficos colocan la signatura lo más alejada posible del texto, con el fin de que al cortar por el pie aparezca aquélla; la obra se presenta, pues, sin signatura, pero subsistirá la seguridad de que si el alzado es correcto no habrá ningún pliego repetido o falta de él.

Puede componerse de caja baja, cursiva o versalitas o de las tres formas. Sin embargo, lo recomendable es componer las signaturas de la siguiente forma: nombre del autor: veralitas; título de la obra: cursiva; lo restante: redondo.

Entre el número del pliego y la leyenda se suele poner cuadratín o menos (-). En las signaturas numéricas se suele añadir al número (si va solo) punto y menos (1.-), a fin de que al haber más elementos sufra menos el número durante la tirada. También se pueden hacer otras cosas, combinaciones de estos casos, cual número, punto y asterisco: 1.*

No se usa sangría en las signaturas; sin embargo, no falta quien la pone, aunque carezca de sentido.

A los encajes, cuando los haya, se les pone una signatura con el mismo número del pliego donde vayan encajados, pero para diferenciarlos se les coloca una letra volada o un asterisco detrás: 8.-ª, 8.-´, 8.-*; si ya hubiera un encaje se duplicarán estos signos.

La signatura del prólogo, cuando la tirada de éste se hace aparte, se pone en números romanos de versalitas, o con letras cursivas o versalitas.

La primera signatura se omite siempre, pues tanto si la primera página es la portadilla como si es la portada, siempre lleva el título de la obra. Sin embargo, si lleva páginas de cortesía debe ponerse signatura explicativa en la primera página de cortesía. Por lo que respecta a las demás páginas, todas deben llevar signatura, aunque estén ocupadas por grabado, cuadro, en blanco, de birlí, etc.

NOTA HISTÓRICA

Los primeros libros carecieros de signatura. Más adelante se usó el registro, colocado al principio y al final de la obra; el primero en usarlo fue Ulrico Hahm, de Baviera, en 1469. Sin embargo, tres años después Juan Koelhof adoptó un sistema de signaturas parecido al actual pero mucho más complicado. De aquí surgió la signatura tal y como la usamos hoy.

(Fuente. Diccionario de tipografía y del libro. José Martínez de Sousa.)

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